El cuerpo, como origen y final;
¿una parte de nosotros?
La parte en la que pasa todo.
Nuestros pensamientos.
Nuestras emociones.
La que posibilita las sensaciones a través de los sentidos.
La que guarda una memoria desde lo preverbal.
Y que sigue y sigue registrando:
contactos, miradas, ausencias…
La que delimita nuestra frontera con el mundo y a la vez nos conecta con el.
El cuerpo, como tarjeta de presentación y como medio para conocerlo.
Como testigo de todo lo vivido y como re-presentación de mi identidad.
Lo que el otro ve y reconoce como agradable, desagradable, como normal o anormal.
Lo que veo de mi.
Lo que no veo y/o reconozco, lo que no ven y/o reconocen.
El cuerpo como territorio.
Como espacio de lucha, tanto interna como externa.
Escuchar el cuerpo es escuchar todo esto.
Mover el cuerpo es mover todo esto.
Nos devuelve a la vida.
Y la vida a veces nos resulta desagradable.
Y la vida a veces nos resulta agradable.
Conectar con el cuerpo es revolucionario.
Va en contra del sistema, que nos entrena en desconectar del cuerpo.
Que nos premia inmóviles (ahora mas que nunca)
Que nos entrena en no atenderlo (a no ser que me impida trabajar, ser productiva)
Ademas el cuerpo nos protege y se desconecta para poder sobrevivir.
Sobrevivir a un entorno hostil. Que lo hostiga.
De diferentes maneras.
Generar espacios seguros,
en los que poder reconectar es fundamental para darle espacio y recuperar
la connexión.
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