El grupo como lugar de relación, como lugar de pertinencia y como lugar de exclusión. Lo que se me reconoce y se valora como positivo. Lo que se me penaliza y se valora como negativo.

Y por lo tanto lo que acabo asimilado como bueno y malo, como positivo y negativo. Lo que me da un lugar en el mundo en el que me siento aceptada o un lugar de exclusion, en el que me siento sola.

El grupo como lugar en el que diferenciar me y reconocer me como igual. Si el otro me lo permite y si yo se lo permito. ¿Hasta donde dejo surgir y puedo asumir la diversidad en el otro y en mi?

El grupo como espejo-reflejo de mis partes conocidas y desconocidas, aceptada y validadas o perseguidas y negadas.

El grupo como lugar en el que experimentar me y observar me.

El grupo de cuidados como espacio de crecimiento, de conexión conmigo, contigo, con NOSOTROS.

Como espacio seguro en el que experimentar nuevas maneras de gestionarme. Como lugar en el que ir confiando y en el que mostrarme al mundo como normalmente no hago por temor a que me dañen.

El grupo como punto de encuentro, como vuelta a la tribu. Como espacio en el que crecer, cuestionarme, soñar y crear.

Un lugar que se nos niega, que no se nos facilita. El sistema nos empuja hacia el individualismo, el egocentrismo, hacia la rapidez.

Es necesario romper esa tendencia y recuperar una conexión genuina conmigo que a la vez me permita ver al otro y sentirme parte.

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