
Según la RAE:
accesibilidad
Del lat. tardío accessibilĭtas, -ātis.
1. f. Cualidad de accesible.
accesible
Del lat. tardío accessibĭlis.
1. adj. Que tiene acceso.
2. adj. De fácil acceso o trato.
3. adj. De fácil comprensión, inteligible.
Según nosotres:
accesibilidad
Del capacitismo tardío te hago el favor de hacer un gesto mínimo.
1. f. Cualidad de accesible propia del capacitismo.
accesible
Del capacitismo tardío te hago una promesa que no cumplo.
1. adj. Que tiene acceso limitado, genérico e indefinido.
2. adj. De fácil acceso o trato para les no-discas y para un tipo concreto de discapacitades.
3. adj. De fácil comprensión, inteligible para les no-discas y para un tipo concreto de discapacitades.
El término accesibilidad aplicado al ámbito de la discapacidad hace referencia a las posibilidades de acceso a espacios, contenidos, servicios, productos, actividades, etc. Al comenzar a salir del ostracismo, la comunidad disca empezó a problematizar las posibilidades reales de acceso a los espacios públicos, señalando que éstos no eran accesibles para elles. La respuesta del sistema capacitista ante este señalamiento fue asumir -en cierto grado- esta realidad, pero situando como motivo de exclusión las características de les discas, consideradas como deficientes. En este sentido, las medidas que se han ido generando para hacer accesibles los espacios, han sido hechas pensando sólo en esta supuesta excepcionalidad de los cuerpos discas.
Actualmente, la legislación vigente en España es garantista y apuesta por un modelo de accesibilidad universal. Pese a eso, y como sucede con otros derechos garantizados -la vivienda por ejemplo-, esta garantía no se cumple. Creemos que estas leyes no incorporan la perspectiva de la discapacidad como construcción social, olvidando sistemáticamente el eje de opresión capacitista e ignorando el nivel de violencia, estigmatización y exclusión que les discas sufren y han sufrido históricamente.
Por estas razones este texto quiere problematizar el concepto de “accesibilidad”, teniendo en cuenta que la accesibilidad, tal y como se entiende generalmente para referirse al acceso de les discas, no subvierte la lógica capacitista, sino que la perpetúa. En este sentido, el significado del término accesibilidad para muches de nosotres ha sido totalmente vaciado de su posible carga política.
En primera instancia, casi todo lo que tiene que ver con la discapacidad y la accesibilidad (organizaciones, asociaciones, entidades públicas y privadas) ha sido siempre llevado por no-discas desde posiciones paternalistas y dejando fuera a les discas de cualquier toma de decisiones. Debido a esto, la accesibilidad acaba siendo una forma más de capacitismo, sin poner realmente en el centro a les discas. El uso de la palabra accesibilidad desde esta lógica es una falsa promesa y algo superficial que no está al servicio de les discas, sino de les no-discas. Es decir, la accesibilidad suele ser planteada como una medida que se toma desde el lado opresor para hacer encajar los cuerpos discas en un mundo que está solo pensado desde y para cuerpos no-discas, entendiéndose casi como un favor al que debemos estar agradecides.
En este sentido, la accesibilidad es entendida como una medida a tomar a posteriori que no cuestiona los códigos normalizadores preestablecidos. Por ejemplo, cuando alguien organiza una actividad, generalmente primero se plantea lo que quiere hacer, dónde y cómo y luego –y sólo si alguien lo reclama–, va a pensar qué medidas se pueden tomar para accesibilizar su actividad a determinados tipos de cuerpos. En el caso de que esta persona tome alguna medida de accesibilidad, éstas serán medidas aisladas que nunca interferirán en la dinámica de su actividad, ya que no va a haber un replanteamiento de la misma desde un enfoque anticapacitista, sino que van a ser los cuerpos discas los que van a tener que adaptarse con el apoyo de dichas medidas. Aún así, y precisamente porque se sigue pensando en el acceso desde la mirada capacitista, estas adaptaciones a menudo serán insuficientes para acceder a la totalidad de la actividad.
Por eso es importante empezar a cuestionarnos cómo nos desenvolvemos y cómo planteamos las actividades que organizamos -bajo qué códigos normativos y capacitistas las estamos produciendo–, en vez de entender la accesibilidad como una adaptación que hay que cumplir. No se trata de incluir a les discas mediante intermitentes medidas de accesibilidad en un sistema que nos discapacita y que nos excluye, sino de cuestionar la idea de normalidad y romper con aquellas formas de funcionar a las que estamos habituades.
Por otro lado, el uso que se le da a la palabra accesibilidad en la comunicación de las actividades resulta también problemática. A menudo, se comunica que un evento o espacio es accesible (sin especificar para quién ni cómo) cuando sólo es accesible para personas que van en silla de ruedas, invisibilizando y dejando fuera a la gran mayoría de cuerpos discas. Igualmente, este acceso arquitectónico no suele ser un acceso óptimo: rampas o elevadores que no funcionan (o que si funcionan tienes que esperar mucho rato para que lo activen) puertas muy pesadas que impiden la autonomía de la persona, etc. Y, como decíamos, aunque se incluyan ciertas medidas de acceso arquitectónico, intérpretes en lengua de signos y maquetas táctiles (que suelen ser las medidas básicas que implementan las instituciones que legalmente se ven obligadas a ello), las barreras sistémicas impuestas por el capacitismo siguen imposibilitando un acceso o un acercamiento real. Pensemos con cuántes discas nos relacionamos y cuántes acuden a las actividades que organizamos y por qué. Y, ciertamente, somos muches: les que existimos y les que no asistimos.
Desde este posicionamiento proponemos el término “discapacitar” para distanciarnos del uso que se le ha dado a la palabra accesibilidad desde el propio capacitismo. También, el uso de este término es una forma de nombrar el capacitismo y tenerlo presente en los procesos de reconfiguración de los espacios de los que queremos formar parte como discas, al mismo tiempo que rechaza el tono amable intrínseco en la concepción de la accesibilidad. Discapacitar los espacios es politizar el acceso y considerar el anticapacitismo desde el inicio y como parte de un proceso colectivo. Esto implica tenerlo presente no solo antes de organizar cualquier actividad, sino también en nuestra vida diaria cuando nos relacionamos e intimamos con otros cuerpos.
Cuando se nos discapacita se nos impide el acceso o se nos echa de lugares en un sentido amplio, lugares que no son para nosotres y a los que tampoco queremos que se nos de permiso para entrar. Frente a esto, proponemos extraer el capacitismo de los espacios y, por lo tanto, discapacitarlos a través de procesos de diálogo y corresponsabilidad. En vez de seguir capacitando los espacios según las normas capacitistas, proponemos discapacitarlos bajo nuestras condiciones como discas, unas condiciones que, al ser más amplias, también tienen en cuenta los cuerpos no-discapacitados. Queremos lugares sin capacitismo, hechos desde y para nosotres. Lugares que no sean adaptados, sino que rompan con el código capacitista y que sean concebidos desde esta lógica. La radicalidad que propone la concepción de discapacitar los espacios no debe de utilizarse como excusa para no hacer nada, ya que es posible extraer parte del capacitismo de los espacios ya creados y ampliar el acceso. Para ello es necesario iniciar un proceso de responsabilidad compartida que implica tomar conciencia del capacitismo a nivel estructural, ver cómo está operando de forma particular en los espacios en los que formamos parte y buscar asesoramiento de discas que estén trabajando desde el activismo anticapacitista para actuar en consecuencia. Este proceso queda lejos de las prácticas habituales al respecto, en las que siguen predominando los tiempos de rapidez impuestos por el capitalismo y en las que el peso del acceso sigue recayendo en nosotres.
H y T ( Irreparables)
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